sábado, 28 de febrero de 2009

Un poema recuperado del Filósofo, amigo del Coco.




LAS CALLES
Mis queridas calles grises,
vivas, sentimentales,
con bocas de portales
y ojos de ventanas
y viejas cabelleras
de tejas desgastadas
por soles y por fríos.
Yo os he recorrido
con el alma oprimida.
Se han helado mis manos
y más por sufrimientos
que por el frío mismo.
Y los vientos
tendían sus zarpas a mi ojos
saltándome las lágrimas.
Y los inviernos eran
espejismos de soles
y cuando el sol se iba
agujas de cristal,
la sangre helada.
Por estas calles grises
me fundí con la sombra
de lo desconocido.
En estas calles grises
tejí mis ilusiones
entre el hablar perdido
de tanta y tanta gente.
Tú venías a mis brazos
y éramos uno solo.
Allí quedaron años
muriendo cada noche,
componiendo esperanzas
de recorrer los mares
a solas con tu abrazo.
La lluvia estaba viva,
era como una sangre
que corría por las tejas
y a los lados de la calle.
Quién sabe si mis penas
fundidas con la lluvia,
vieron el mar un día
y allí se deshicieron
en un rumor de olas
o en el volar inmenso
de todas las gaviotas.
Otoño de 1977.

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