Desde las primeras elecciones democráticas, en junio de 1977, han pasado treinta y dos larguísimos años, en los que el problema del terrorismo ha sido tratado por la vía del diálogo,
y los resultados obtenidos..., a la vista están...
Si no es posible ir por este camino, la Constitución prevé otras soluciones.
Que ningún gobierno hasta ahora se ha atrevido a tomar.
Una democracia no puede permitirse el lujo de ser débil si quiere vivir en paz y libremente, no puede permitirse ceder ante ninguna presión.
Si una democracia tiene el recurso para terminar con una amenaza y no lo aplica, es síntoma de cobardía.
No vale lanzar continuos mensajes de repulsa.
No vale que el ejecutivo conceda medallas póstumas y salga en la "foto" con cara de circunstancias.
Hay que actuar.
Hay que cortar el mal de raíz.
Hay que terminar con el animal rabioso antes de que se dé cuenta.
Así no atacará más.
Y será su fin de una vez por todas.
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