jueves, 20 de agosto de 2009

Poesía...cada día.


En el jardín dormido se estremece
la herida que creyera ya cerrada.
Las sendas silenciosas son morada
de un recuerdo dorado que se mece
entre las suaves frondas y aparece
como el cortante filo de la nada.
Ya sangra mi doliente llaga helada
y desgarra la noche y no decrece.
Sigo el camino turbio de la vida
buscando una esperanza en la mañana.
El sol, recién nacido, no se olvida,
filtrándose a través de la ventana,
de reanudar el pulso de mi herida,
la grieta de una vieja porcelana.

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