sábado, 3 de octubre de 2009

Poesía...cada día.

No sabemos por qué escribimos poesía...
De pronto, un día, allá en los albores de las adolescencia, nos hallamos solos ante un papel en blanco, un cuaderno, los márgenes de un libro de texto...
Y escribimos...
"¿...huyendo de la soledad...?"
¡Quién sabe..!
El caso es que escribimos...
Yo tenía un amigo que tocaba la guitarra...
Y en los atardeceres, lloraba, mientras iba desgranando música...
¿Cuál era la causa de su llanto...?
Quizá el fin de la infancia, el despertar a la vida tras el dulce sueño infantil, el hecho de saber que, poco a poco, la existencia se iría complicando...
Intuir que el mito del camino de rosas sólo era eso..., un mito.
Él, tocaba la guitarra, que era su forma de construir poesía...
Yo, llenando páginas en blanco, a la luz de una farola, en el parque sombrío, un anochecer primaveral...
O en las tediosas horas de estudio, en las interminables tardes de invierno...
Acaso antes de un viaje, en la soledad del vestíbulo de la estación..., cuando aún no había amanecido...
En una noche de incomprensible insomnio, mientras el reloj de la torre daba una hora tras otra y el sueño no acudía a envolverme en sus brazos acogedores...
No sabemos, en realidad, por qué escribimos poesía...
Pero lo hacemos...

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