miércoles, 2 de diciembre de 2009

HORACIO J. PRESTON (II).


Las lágrimas que un día fueron perlas,
halladas en los mares más remotos,
se fueron, arrastradas por el viento,
a las desiertas playas del olvido...
La luz que un claro día reflejaban
tus ojos en la incierta primavera,
essólo un espejismo donde el tiempo
apenas si detiene su mirada...
Los árboles suspiran y quisieran
ser mástiles de un mágico velero,
para partir sin rumbo una mañana
dejando atrás las penas y las sombras.
Tu voz es un murmullo mque se pierde
entre el eterno canto de las olas...

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