jueves, 14 de abril de 2011

14 de abril...


Hace muchos años, cuando vivía con mis abuelos, y era un estudiante de segundo curso de Bachillerato, del de los años sesenta, por supuesto..., tenía que cumplir todas las noches una obligación: Iba con una lechera de aluminio, a casa de un matrimonio, a llenar el recipiente con leche recién ordeñada...

Al entrar en aquel patio, el olor de los establos, se percibía fuerte, intenso, pero me agradaba... Me asomaba para contemplar las vacas, a la luz de una débil bombilla, y luego, tras pagar el blanco contenido, regresaba para cenar...

Brillaba la luna de primavera...

Rodeada por un halo, que, según se decía, auguraba frío...

Sentado a la mesa, mientras tomaba la consabida sopa y la tortilla de patatas, mi abuelo dijo:

"-¡Catorce de abril...!"

A lo que mi abuela respondió, de forma lacónica, y con un suspiro:

"-¡Sí...!"

Me atreví a preguntar:

"-¿Qué santo es hoy...?"

Mi abuelo, me dirigió una mirada de conmiseración, y me soltó el correspondiente:

"-¡Cena y calla, niño...!"

La abuela, más condescendiente, djo:

"-¡Ay, hijo mío...! Hoy es un día triste... ¡Muy triste...!"

Y, quitándose las gafas, se enjugó unas lágrimas con el pañuelo...

"¡Venga, termina tu cena y a dormir, que mañana tienes colegio...! ¡Y de lo que has visto y oído, ni palabra a nadie, o ya verás tú...!", amenazó el abuelo.

Así que me metí en la cama, perplejo, desconcertado, y sin enterarme de nada...

14 de abril...

Y yo no lo sabía...


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