jueves, 12 de enero de 2012

Desconcierto...

Esta mañana, como todos los días, he encendido el ordenador.
Y de allí, he pasado a revisar el correo.
En la bandeja de entrada, he hallado un envío, de los que habitualmente me manda cierta persona, a quien estimo y a quien agradezco su interés, porque, dicho sea de paso, cuanto recibo, "no tiene desperdicio".
Se trata de una carta, o escrito, que recoge las consideraciones de un socialista "de a pie", y que no puedo por menos que reproducir aquí.


"DESCONCIERTO.




(Meditaciones de un socialista de la calle).




Sí, soy socialista.


Al principio, por sentimentalismo, por haberlo mamado en casa, en mi familia.


He oído historias, siendo niño, que todavía resuenan en mis oídos como un zumbido negro y agresivo, y que, intento borrar de mi memoria.


Yo no tengo familiares yaciendo en algún paraje desconocido. Los que fueron llevados al paredón, tanto por unos como por otros, están bien localizados, en la quietud de sus respectivos cementerios, donde vieron la luz del amanecer por última vez.


Eso de la memoria histórica, no va conmigo.


Es un cuento más, que sólo perjudica lo que debiera ser una sana convivencia entre ciudadanos, lejos de un hecho que ya debiera de estar bien enterrado y desaparecido del recuerdo de todos.


Luego, he sido socialista por convicción, sin que hubiera ninguna influencia, ni familiar, ni sentimental, ni


nada de nada...


Mi familia, vivía, y todavia vive, en las cercanías de Madrid, en un municipio de la Sierra, donde yo también he vuelto, aunque tenga que conducir para ir a mi trabajo en la capital.


La transición, me pilló en ese punto impreciso, entre adolescencia y juventud. No pude votar en las elecciones del año 1977, porque no tenia la edad para ello.


Sí voté, ilusionadamente, en el otoño de 1982, y fui a depositar mi voto de la mano de mi novia, que, al poco tiempo fue mi mujer y sigue siéndolo, felizmente.


Ella no quiere ni oir hablar de política. Se define como escéptica, y yo, la respeto.


Falta decir que tenemos tres hijos: El mayor, casado, nos ha hecho abuelos recientemente. La mediana, sigue,


como dice ella, en una "áurea soltería", vive sola, e un pueblo cercano al Escorial, y ejerce su profesión de maestra. Y el pequeño, que llegó un poco tarde a nosotros, pero que es la alegría de la casa. Está terminando la ESO, y quiere seguir estudiando.


¿Por qué cuento todo esto...?


Pues para que no quede duda de que somos una familia normal...


Cuando fui a la Universisad, m afiancé en mi postura socialista, leí, traté con amigos del partido, y hasta tuve l oportunidad de "llegar a algo", pero no quise...


Preferí ser un ciudadano común y corriente, y, aunque tengo y exhibo con orgullo mi carnet del PSOE, cuando se tercia ando la ocasión, (...pago mis cuotas puntualmente...), no paso ni he pasado de ahí...


Mi primera decepción, tras la euforia de aquel otoño del 82, fe en 1985, cuando contemplé las primeras grietas en mi Partido, y el comienzo de indicios de desgobierno y corrupción.


Nunca me cayó bien el Sr. González, aunque, reconozco que tenía su dosis de carisma. Los años siguientes, estuve a punto de devolver el carnet, darme de baja en el PSOE, y olvidarme...


Pero no fui capaz de hacerlo.


Siempre he votado PSOE, aun en losmomentos difíciles.


Sin embargo, me sieto decepcionado, desconcertado, y, en cierto modo, engañado por mi propio partido.


Yo creía en un socialismo puro, regenerador, revivficante, que diera al país lo que el país no habia tenido.


Y contemplé cómo mis ilusiones se iban desmoronando cada vez más.


Llegamos a las elecciones de 2004, y, entonces, y en años sucesivos, mi tristeza fue en aumento, al ver que el


PSOE, donde me sentía integrado, era un verdadero caos.


Prefiero no hablar de la segunda legislatura. Del árbol caído..., ya se sabe...


Y, no, no quiero hacer leña, cuando sería fácil hacerla...


Ahora, con el PP en el Gobierno, y tras la derrota en las urnas, no veo muchas esperanzas par mi partido. Siempre las mismas caras, siempre el mismo y caduco estilo, las rencillas internas, y la abición de poder...


Puede que el socialismo en este país, ya no levante cabeza...


Entonces..., ¿por qué nos ilusionamos, por qué confiamos en nuestros líderes, por qué...?


Quizá porque queríamos un país mejor, bien gobernado, fuerte, respetado dentro y fuera..., consecuente y protector de los sectores más débiles...


Y no ha visto nada de eso...


A pesar de todo, conservo mi carnet, abono mi cuota, y me resigno a soñar con lo que pudo haber sido...


A vivir de recuerdos, y a sobrellevar mis decepciones...Y todavía digo: Sí, soy socialista...




Un ciudadano que aún tiene ideales."






1 comentario:

El Yayo Félix dijo...

Y los demás no podemos sentirnos orgullosos de ser de derechas, porque se nos tacha de "fachas",o nostálgicos o fascistas o cosas peores.