domingo, 3 de junio de 2012

Los sueños...


Muy temprano ha subido el Filósofo hasta la cueva del Coco.
Por temor a los ardores de este sol, que aún no es estival, pero que se muestra tan ardiente como si lo fuera...
Muy temprano...
Con los dos perros, y el gato, metido en una cesta que ha convertido en mochila, merced a unas tiras de cuero, para poderlo llevar de un sitio a otro, sin que el minino se canse, ni se dañen sus patas con algún canto afilado, algún cardo o matorral espinoso...
El gato asoma la cabeza, y "ve" a su manera...
Percibe los olores del monte y los guarda en su memoria...
Llegados a la cueva, el Coco los ha recibido, muy alborozado...
Agua del recóndito manantial para los perros y el gato...
Agua también para el Filósofo, que no la desdeña, sinno que la aprecia como el más delicado néctar...
En la frescura de la cueva, siempre olorosa a heno y flores silvestres, primero, el descanso, y luego, la conversación...
Y la conversación ha derivado a los sueños...
-¿Sueñas todas las noches...?, pregunta el Coco.
-La mayoría, sí... Aunque hay sueños que desaparecen en la noche, y no se recuerdan... Sólo se conservan aquellos que están próximos al despertar, o, si ha habido una interrupción del sueño, por cualquier causa..
-Yo..., quisiera soñar..., dice el Coco.
- ¿Has soñado alguna vez...?, preguta ahora el Filósofo.
- La verdad..., no estoy seguro... Pero..., ¿qué son los sueños...?
- En mi juventud, estaba muy seguro de lo que eran... Ahora... ¡no lo sé...! Quizás los sueños sean como las nubes... Las vemos pasar... Distinguimos un rostro, una flor, una mano, un objeto... Que de diluye pronto... Y que desaparece... A veces, volvemos al mismo sueño, pero ya no es el mismo... Tormamos a encontrar ese rostro en una nube, pero tampoco es el mismo...
- Herr  Freud, a pesar de sus ensayos, nunca llegó a nada concluyente...
- ¡Oh, Herr Freud nunca estuvo en paz consigo mismo...!
- ¿Qué sueños recuerdas...?, se atreve a preguntar el Coco.
- Recuerdo fragmentos de sueños... Los japoneses, tenían la costumbre de escribir sus sueños cada amanecer, ahora, no sé si continúan haciéndolo... Sí, recuerdo fragmentos, como escenas de películas, sin poder ver la película completa... De lo que sí estoy seguro, es de que los sueños son necesarios... Sin ellos, la mente podría naufragar... Todos soñamos...
- ¿Sueñan los perros, el gato, el milano, el pájaro oscuro...?
- Sí... Pero no sabemos cómo sueñan, ni sabemos... La verdad es que sabemos muy poco del sueño de los animales...
- ¿Y de los humanos...?
- Un poco más... Pero muy poco...
- ¡Pues vaya...!, dice el Coco, desencantado...
- Sí, así es... Y lo más descorazonador de todo, es que tampoco sabemos mucho de la vida... Y de la muerte, nada...
- Es triste..., afirma el Coco.
- Lo es, en verdad..., asegura el filósofo...
Luego, se han quedado muy callados, mientras el sol convierte a la montaña en un lugar donde todo parece fundirse...
Al caer la tarde, el Filósofo regresará... O acaso se quede en ese grata cueva, donde no llegan los ecos del mundo, si no se quiere que lleguen...
Sí, lo más seguro es que pase allí la noche...
(Imagen: mirarlook-cuevadelcoco).


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