jueves, 25 de octubre de 2012

¡Tangos...!



¡Ay, los tangos...!
Nuestra vecina Luisa, era un pajarillo...
Frágil, menuda..., pero todas las mañanas, 
desde los albores de mi infancia,
la recuerdo cantando...
Cantaba de todo....
Viejas romanzas, 
fragmentos de zarzuela,
canciones de antaños...,
¡y tangos...!
Una tarde de sol, 
cuando el otoño comenzaba a declinar,
tendría yo siete u ocho años,
comenzó a cantar..., 
y desgranó la música y la letra de 
"Volver!,
de tal forma, 
que, a pesar de mis años infantiles,
mis ojos se llenaron de lágrimas...
Me fui al colegio apesadumbrado,
con una congoja en el corazón,
que no podía explicar...
A la vuelta,
me senté en una silla, como hacía siempre,
con un libro entre las manos,
y, otra vez, 
corrieron las lágrimas por mis mejillas de colegial...
-Este niño está enfermo..., dijo mi abuela...
Algo de fiebre debía de tener,
porque me dieron de cenar enseguida,
y me metieron en mi cama infantil,
tras haber tomado una aspirina...
Pasaron los días,
los meses,
los años...
Yo ya era un adolescente...
Y Luisa seguía cantando...
Cada vez más menuda y frágil...
Yo ya me sabía las letras de muchos tangos,
y había establecido con ella 
un diálogo sobre la música, las canciones que cantaba...
Lo que evocaban...
¡Pero..."Volver!...!
Era mi preferido...
Una vez, 
me atreví a pedirle que lo cantara para mí...
Y en el anochecer de finales de febrero,
un anochecer que vino acompañado
por una brisa tibia,
sentí cómo ese mensaje doloroso,
llegaba hasta mí
y circulaba por mis venas
hasta llegar al corazón...
Y lloré de nuevo...
Con los años,
Luisa, 
se fue a vivir con su hermana y su cuñado,
porque ya no podía vivir sola...
Y con los años también,
nos dejó...
Siempre que regresaba a mi pequeña ciudad,
"adivinaba el parpadeo
de las luces que a lo lejos
iban marcando mi retorno..."
Y, el tiempo, más amable, más acogedor,
dulcificó todas mis penas,
y mentalmente, 
cantaba ese viejo tango,
de D. Carlos Gardel...
Aun ahora, 
cuando lo escucho,
es como si volviera
a aquellos años, lejanos y perdidos...,
y me invade la melancolía...
"¡Volveeeeeer...!"
Y es grato dejarse llevar por los recuerdos...
Cuando escucho un tango, me acuerdo de Luisa,
de mis años infantiles,
y, de, que alguna vez,
cantaba para mí...
¡Benditos tangos,
cuánta sabiduría encierran...!
¡Ay, sí..., volveeeeeeer...!


(Archivo: "Bandoneón", cuevadelcoco).


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