viernes, 19 de julio de 2013

...en la cueva del Coco...



A veces, el Filósofo,
cuando toma el camino
de la cueva del Coco,
se pregunta cómo va a llegar...

Entre riscos y entre breñas,
va ascendiendo, poco a poco,
y, al final,
divisa la cueva...

Allá, en las alturas...

Y sigue ascendiendo...

Jamás se ha perdido...

Es, como si en esas rocas,
habitara un espíritu protector,
que lo hace llegar sano y salvo...

Ya llega...

El Coco lo espera, sonriendo...

(¿Sonríen los Cocos...?
Parece que sí...)

Y el rigor de la caminata
queda olvidado...

A partir de ahora,
todo será paz, 
calma,
silencio...

Y compañía...

Los dos perros,
tumbados a la sombra,
duermen,
uno junto al otro...

El gato, 
se ha aposentado en su cesto,
de suaves hierbas olorosas...

Y el Coco y el Filósofo,
a resguardo del sol,
conversan...





(Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).


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