domingo, 6 de abril de 2014

...algunos macros...



Allí estaba...,
tan tranquilo,
sobre la flor silvestre,
todavía sin abrir...

Meditando al sol...

¿Por qué no van a poder meditar
los insectos...?

¡Están en su derecho...!




Impasible...

No se había movido...

La quietud de la tarde...,
sin ningún viento,
ni siquiera una leva brisa...




Todo a su tiempo...

Sin prisa ninguna...

Quizás,
la próxima vez, 
ya se haya desplegado...




Y allí seguía...

La tarde,
espléndida,
luminosa...,
incluso tibia...,
parecía agradarle...

Y el sol,
ese bendito sol...,
tras los días oscuros
y lluviosos...



Un detalle 
de nuestro amigo...

Que seguía
en su estado
de beatífica quietud...










(Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).