miércoles, 22 de abril de 2015

Howard Philips Lovecraft... El nuevo terror...

 
 
 
Howard Phillips Lovecraft, en 1915.
 
 
 
Cierta tarde de verano, que amenazaba tormenta, y por lo tanto, quedaba descartada la posibilidad de
 
vagabundear por los campos y caminos, entre en una de mis tres o cuatro librerías habituales, con el
 
propósito de hallar alguna nueva lectura, que, de alguna manera, me permitiese pasar las horas,
 
mientras las nubes se decidían a descargar sobre la pequeña ciudad, o bien, se alejaban impulsadas
 
por el viento...
 
 
En la librería más próxima a mi casa, comencé la búsqueda, esa aventura emocionante, que, hoy, muy
 
pocos creo que siguen cultivando, desgraciadamente...
 
 
Y, entre multitud de títulos, hallé uno, que me atrajo por la portada, por su inquietante portada, y, su
 
no menos prometedor título:
 
" Viajes al otro mundo.
 
Las aventuras oníricas de Randolph Carter".
 
 
No hace falta decir, ni menos asegurar, que se vino conmigo a casa, cuando comenzaban a caer las
 
primeras gotas, gruesas y pesadas, de la tormenta...
 
 
 

 
H.P. Lovecraft.
 
"Viajes al otro mundo.
 
Ciclo de aventuras oníricas de Randolph Carter".
 
Alianza Editorial.
 
 
Las portadas de Alianza, solían ser todas, bellas y atractivas, diseñadas con el buen gusto que
 
caracterizaba a esta colección de bolsillo. Años más tarde, contemplé una exposición de portadas, en
 
la que, además del disfrute estético, se hallaba la posibilidad de rememorar títulos leídos...
 
 
Tenía 19 años, y había devorado apasionadamente, la obra de ese gigante, atraído por los abismos,
 
que fue Edgar Allan Poe.
 
 
Comencé la lectura, en la soledad de mi habitación, que daba a la calle, mientras la tormenta se
 
desplegaba en toda su majestuosa plenitud...
 
 
¡Nada más atractivo para un espíritu romántico...!
 
 
Recuerdo bien este comienzo:
 
 
"Cuando Randolph Carter cumplió los treinta años,
 
perdió la llave de la puerta de los sueños..."
 
 
Maravilloso principio para una historia, en la que su protagonista, tratará de volver a lugares situados
 
más allá de las estrellas, a ciudades remotas, a mundos extraordinarios...
 
 
 


"En las montañas de la locura".
 
Lovecraft.
 
Alianza Editorial.
 
 
 


H.P. Lovecraft.
 
"En las montañas de la locura".
 


Alianza Editorial.
 
 
Dos portadas...
 
La segunda corresponde a la edición que conservo, deteriorada por el uso y el paso de los años, ya
 
que ha sido uno de mis títulos "lovecraftianos" preferidos...
 
Y no por el relato que encabeza la cubierta, sino por el titulado "La casa maldita", donde sus
 
personajes, tío y sobrino, ponen fin a una abominación, hallada en un sótano...
 
Es una atmósfera maléfica la que describe el autor, un ambiente corrosivo, no sólo de los cuerpos,
 
sino también, y principalmente, de las mentes humanas...
 
 
Nos preguntaremos sin duda, de dónde proviene el atractivo de la producción literaria de Howard
 
Philips Lovecraft... Y es que, abandonando las tradicionales fuentes de fantasmas, aparecidos, y otras
 
formas clásicas del terror, fundamenta sus relatos en lo que podríamos definir como "Terror
 
Cósmico". Considerando a nuestro planeta como un mundo indefenso, frente a "todo lo que puede
 
venir del espacio, y que desconocemos..."
 
 
La verdad es, que,  Lovecraft descubrió un nuevo modo de conmovernos, de sacudir nuestra
 
adormilada sensibilidad, haciéndonos sentir nuevamente, recordándonos una vez más...
 
que "...el miedo es la piel del alma..."
 
 
 
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco).
 
 
 
 
"
 
 
 
 
 
 


lunes, 20 de abril de 2015

José Martínez Ruiz, "Azorín"...

 
 "Azorín".

Retrato de Ramón Casas.
 
 
En las oscuras y tediosas horas de estudio,
 
(...aquel lejano invierno de 196...),
 
me refugiaba en la lectura...
 
 
Vueltos de espaldas al padre cuidador,
 
todos los alumnos de Bachillerato,
 
en el aula amarillenta
 
por la no muy generosa luz
 
que emanaban aquellas bombillas,
 
encerradas en esferas de cristal translúcido,
 
comencé a leer a José Martínez Ruiz,
 
"Azorín"...
 
 
"Las confesiones de un pequeño filósofo",
 
fue el primero...
 
 
Las cosas no suceden por casualidad...
 
¿El destino...?
 
¿La Providencia...?
 
Me inclino por lo segundo...



 
 "Las confesiones de un pequeño filósofo".

José Martínez Ruiz; "Azorín".

Colección Austral.


Por supuesto, de "Austral",

que "aguantaba" bien el paso del tiempo...

Y era asequible...


Desde entonces,

se convirtió en uno de mis autores preferidos...


¡Hallaba tanta paz y deleite en sus descripciones...!


Me identificaba con él...





"Azorín".

Retrato al óleo de Juan de Echevarría.


Y "Antonio Azorín",

fue la segunda obra que leí...,

con verdadera avidez...





"Antonio Azorín".

José Martínez Ruiz, "Azorín".

Clásicos "Castalia".





"Azorín".

Retrato de Ignacio Zuloaga.


Este retrato de José Martínez Ruiz,

siempre me ha parecido atractivo por su luz...

La luz castellana,

el profundo azul del cielo...

la meseta interminable...

Y ese castillo,

que no creo que fuera capricho del pintor...,

alzándose como un símbolo...


En la extinta y fallecida "Librería Pérez",

donde solía acudir los sábados por la tarde,

en busca de lectura,

no sólo para el fin de semana,

sino para la semana entera...,

hallé muchos títulos de "Azorín",

que fui adquiriendo,

hasta llegar a tener

una buena colección de sus obras...




"Valencia".

José Martínez Ruiz, "Azorín".

Editorial "Losada", S.A.

Buenos Aires.

Segunda edición, 12-V-1959.


También está la fecha en que adquirí este libro:

17 de marzo de 1979...

Guardo muy buen recuerdo de ese año...


"Valencia", puede que no sea tan conocido como "Castilla",

y otros títulos de más renombre...o popularidad...

Sin embargo,

en sus páginas,

"Azorín" habla con auténtico cariño

de su tierra levantina...

Destacaría, de este libro,

"El patio",

donde describe la Universidad donde estudió...

Y en él aparecen personajes como Luis Vives,

San Vicente Ferrer,

Vicente Blasco Ibáñez.


 

 
 
"Veraneo sentimental".
 
José Martínez Ruiz, "Azorín".
 
Colección "Variorum".
 
Editado por "Librería General".
 
Zaragoza.
 
Años cuarenta.
 
 
¡Cuántas tardes de verano,
 
pasé entre las páginas de este libro...!
 
"Azorín" nos habla de un recorrido
 
por los balnearios del norte,
 
viajando en diligencia,
 
y yendo de un lugar a otro,
 
con la ineludible descripción
 
de personajes tantos masculinos como femeninos...
 
 
Yo creo que, como me preguntaba al principio,
 
fue Providencia y no destino,
 
quien puso ante mí a este autor,
 
que, en muchas ocasiones,
 
de los más sencillo,
 
humilde,
 
o inadvertido...,
 
logra literarias obras de arte...
 
 
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco).

...reflejos en la sombra... (4)




...¿quién te habrá contemplado...?
 
...¿quién posará su mirada,
 
sobre tu imagen inquieta...?
 
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco.
 
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).
 


...reflejos en la sombra... (3)

 
 
 
...suele ser cruel el viento en primavera...
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco.
 
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).


...reflejos en la sombra... (2)



 
Una leve brisa,
 
distorsiona la imagen reflejada...
 
 
La convierte
 
en un puzzle de mil espejos...,
 
imposible de reconstruir...
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco.
 
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).
 
 
 
 
 
 
 
 
 


...reflejos en la sombra...



 
...primeras horas del día...
 
...cuando la noche y su misterio
 
han purificado todas las cosas...
 
 
...bajo el puente,
 
un fragmento de cielo,
 
que brilla,
 
como una gema recién pulida...,

circundada de esmeraldas...
 
 
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco.
 
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).
 


martes, 14 de abril de 2015

Aquella fría mañana...




"Quizás recuerdes...aquella mañana fría, de principios de diciembre...
 
El otoño...ya no era otoño...

 
Contemplé tu rostro, que parecía salido de un profundo sueño...
 
El gesto de tu mano...
 
¿Una mano de "el Greco"...?
 
Tu cabellera oscura, que tenía algo de mitológico,
 
puede que...¿Perseo...? ¿Andrómeda...? ¿La Medusa...?
 
O...simplemente...la humedad la había rizado caprichosamente...
 
Creo que era domingo...
 
Recorría esas viejas y disertas calles...,
 
y te encontré...
 
Conmigo hubiera querido llevarte...,
 
acomodarte bajo un edredón,
 
dejar que durmieras un poco más...
 
Y me alejé de allí,
 
no sin cierta pesadumbre en el corazón,
 
no sin cierta sensación de impotencia...
 
¿Me enamoré de ti...?
 
No lo sé...
 
Pero...este domingo...,
 
un domingo pleno de sol,
 
de tibieza primaveral...,
 
contemplé de nuevo el azul que te envolvía...
 
Tus ojos, casi cerrados,
 
la expresión de tu boca...
 
¿Ansiedad...?
 
¿Dolor indefinido...?
 
Y esa mano tuya,
 
con los dedos separados...
 
Delicada...,
 
frágil...
 
Un ademán suplicante...
 
Otra vez me llevé tu imagen...
 
El tiempo había sido piadoso contigo...
 
Apenas algunos rasguños...
 
Y unas manchas de humedad...
 
¡Las lluvias del invierno...!
 
Quizá recuerdes...
 
Yo..., no lo sabré nunca..."
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco.
 
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).

lunes, 13 de abril de 2015

...el retorno del caminante...



 
El Filósofo lo presentía...
 
Se despertó una noche,
 
mientras la luz de la luna
 
atravesaba los cristales de su habitación...
 
 
Fue un despertar suave,
 
que no alteró sus pulsaciones...
 
 
Sólo sintió que su amigo,
 
el impenitente viajero,
 
estaba muy cerca...
 
 
El gato, dormido a los pies de su cama,
 
hecho un ovillo,
 
siguió sumido en sus sueños gatunos...
 
 
Los dos perros,
 
sobre la alfombra,
 
ni se inmutaron...
 
 
Quizá uno de ellos,
 
no se sabe cuál,
 
respiró profundamente...
 
 
Y el Filósofo,
 
volvió a retomar el sueño,
 
mientras esperaba con júbilo,
 
esas veladas,
 
en las que el viajero,
 
le referiría tántas y tántas historias
 
sobre los lugares que había visitado...
 
 
Esas veladas,
 
que, en ocasiones,
 
terminaban
 
con la primeras luces
 
de la nueva mañana...
 
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco).
 
(Ilustración "El retorno del caminante),
 
grafito sobre papel tipo "Canson".
 
Dimensiones: 30 x 19 cm.).
 
 
(lacuevadelcoco,
 
hará entrega,
 
bien en mano,
 
o por correo,
 
sin gasto adicional alguno,
 
al primer visitante de hoy,
 
que haya leído esta entrada,
 
y que primero lo solicite,
 
enviando su petición
 
a este correo:
 
 
de la ilustración que acompaña esta entrada,
 
firmada y dedicada por el autor,
 
esto último si así lo desea).
 
 
 
 
 
 
 
 


Desde la Torre...



¡Qué puedo decir...!
 
Volver a contemplar la ciudad desde la Torre...,
 
sigue siendo una maravilla...
 
 
 


 
Una mañana de domingo...
 
Apenas treinta segundos...,
 
y... ¡arriba!
 
 
 

 
 
...la lejanía...,
 
y el agua...
 
 
 


 
...el sol sobre la ciudad...
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco.
 
Imágenes: mirarlook/cuevadelcoco).
 
 
 

 

viernes, 10 de abril de 2015

Una historia de hace muchísimo tiempo...

 
 
 
Conservo, como auténticos tesoros,
 
aquellos álbumes de Nestlé,
 
que, desde el primero que me regaló mi madre,
 
allá por el otoño de 1957, (...!!!),
 
hasta las últimos,
 
bien entrados los años sesenta,
 
constituyeron un delicioso entretenimiento,
 
a la vez que una forma de socialización,
 
basada en el intercambio de cromos,
 
en busca de los "imposibles"...
 
 
Es decir, aquellos dificilísimos de conseguir...
 
 
Este álbum, "Tierras lejanas",
 
aparecía muy diferente de los anteriores...
 
 
Los cromos,
 
eran fotografías...
 
 
Y los textos,
 
se referían a historias y aventuras,
 
vividas en varios lugares del planeta,
 
por viajeros impenitentes,
 
o aventureros irredimibles...
 
 
Quería hablar del "sakura",
 
la fiesta de la floracíon de los cerezos,
 
en Japón,
 
pero he creído oportuno,
 
que debía de contar esta historia...
 
 
Quizá todavía persiste esta tradición
 
en el Japón del siglo XXI...
 
 
Quizá...
 
 
El caso es que existía la figura tradicional
 
del hombre del pajarito...,
 
que con el pico,
 
extraía la receta de la felicidad...
 
 

 
El hombre del pajarito.
 
 
 
De niño, conocía a uno en versión española.
 
 
Allá por el otoño de 1959,
 
apareció por casa un personaje muy interesante...
 
 
Yo vivía con mis abuelos,
 
en aquél caserón que se vaciaba en septiembre,
 
y volvía a llenarse a primeros de julio...
 
 
Mientras tanto,
 
la soledad y el silencio,
 
campaban por sus habitaciones desiertas,
 
y sus largos e inquietantes pasillos...
 
 
El hombre del pajarito que yo conocí,
 
se llamaba Jaime...
 
Tendría...,
 
entre cincuenta y sesenta años,
 
y era un trotamundos...,
 
siempre de feria en feria...
 
 
Amaba la libertad,
 
el sol, el campo,
 
la vida al aire libre...
 
 
Un naturista de verdad...
 
 
Vestía con ropas sencillas,
 
pero resistentes y confortables...
 
Se tocaba con una gorra de visera,
 
y no comía carne...
 
 
En ocasiones,
 
ya que sólo "actuaba" por lar tardes,
 
se iba al campo a tomar el sol del otoño,
 
y, según contaba, solía cocerse unas patatas,
 
en cualquier recipiente que hallaba a mano,
 
siempre que estuviera limpio...
 
Era muy escrupuloso...
 
 
¿Levantino quizá...?
 
 
Pronunciaba las "ces" como "eses"...,
 
y hablaba con suavidad...
 
 
En aquél lejano otoño,
 
yo estaba pasando "las paperas"...
 
Un poco pupas, ya era, ya...
 
Y, en la cocina de casa,
 
donde se hacía vida,
 
desplegó su maravillosa atracción de feria...
 
 
Montó un trípode,
 
y sobre él, una plataforma,
 
donde colocó una jaula con varios pajarillos,
 
y una cajita de madera,
 
llena de tarjetas de colores...
 
 
Abrió la puerta de la jaula, y dijo:
 
- Daniela... Daniela... ¡Sal, amiguita...!
 
 
Un jilguero, o cardelina,
 
(carduelis carduelis, por si hay algún ornitólogo cerca...)
 
salió de la jaula,
 
y avanzó hacia el bueno de Jaime,
 
que jamás, ni en interior ni en exterior,
 
se despojaba de su gorra de visera...
 
 
- Vamos...Daniela..., dijo suavemente,
 
saca una tarjeta para este niño...
 
 
Yo, absolutamente hechizado,
 
contemplé cómo el jilguero,
 
tomaba una tarjetita con el pico,
 
y, a una indicación de Jaime,
 
me acerqué...,
 
y depositó en mis manos de niño,
 
una tarjetita doblada,
 
de color ligeramente rojizo...
 
 
¡Ufff!
 
 
¡Aquello era absolutamente increíble,
 
irreal, mágico...!
 
 
Acostumbrado a los huidizos gorriones
 
que solían acercarse a la terraza,
 
aquél pajarillo era una aparición celestial...
 
 
¡Un milagro con alas...!
 
 
Esa tarde,
 
mientras yo convalecía en una mecedora,
 
tapado con una gruesa manta,
 
Jaime se fue a "actuar",
 
porque era la feria de San Lucas, en Jaca...
 
 
Aún no había abierto el papel...
 
 
Y yo hice con mucho cuidado,,,,
 
temiendo que se echara a volar...
 
 
No recuerdo bien cuál fue el vaticinio que me entregó,
 
con un gesto,
 
que yo interpreté como amistoso y amable,
 
aquella avecica,
 
en la que Jaime,
 
había obrado el milagro de la amistad,
 
quizás por su bondad natural,
 
o, por considerar que,
 
a fin de cuentas,
 
todos los seres vivos somos iguales...
 
 
Apareció Jaime en años sucesivos...
 
 
Y el último,
 
fue en el otoño de 1963,
 
también por la feria de San Lucas...
 
 
No volvimos a saber de él...
 
 
Acaso se trocó en leve pájaro,
 
para volar junto a sus amigos alados...
 
 
Quiero pensar que fue así...
 
 
¡Se lo merecía!
 
 
 
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cueva delcoco).
 
 
 

 

martes, 7 de abril de 2015

Imagen fija de "no sonos ni Romeo ni Julieta", para coleccionistas...y nostálgicos...

 
 
 
Imagen ligeramente retocada
 
de la obra de Alfonso Paso,
 
llevada al cine,
 
"No somos ni Romeo ni Julieta".
 
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco.
 
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco.
 
Cortesía de Eva Heredia).

"No somos ni Romeo ni Julieta".




Alfonso Paso,
 
dramaturgo,
 
guionista...
 
 
Procedía de una familia de artistas...
 
 
En los sesenta,
 
estaba en la plenitud de su carrera...
 
 
Su obra,
 
acaso la más popular,
 
"No somos ni Romeo ni Julieta",
 
fue llevada al cine.
 
 
Por una feliz casualidad,
 
he podido fotografiar
 
una de aquellas fotografías,
 
que se colocaban a la entrada de los cines,
 
y que, constituían un tráiler fijo
 
de la película...
 
 
Es obligado dar las gracias
 
a mi amiga Eva Heredia,
 
"que todo lo guarda",
 
por permitirme capturar esta imagen,
 
desvaída por el tiempo,
 
que nos remite a unos años
 
considerados felices...
 
 
 
 

 
 
Imagen "de hall",
 
habitual en los cines de antaño.
 
Click en la imagen 
 
para visionarla.
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco.
 
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco.
 
Cortesía de Eva Heredia). 

Río Guatizalema...

 
 
 
No fue la primera vez
 
que llegamos a este lugar...,
 
donde el río Guatizalema parece dormido...
 
 
Apenas había comenzado el otoño...
 
 
Y estas imágenes,
 
evocan aquel mediodía,
 
pleno de contrastes
 
entre la luz y la sombra...
 
 


 
 



 


 
 
 
 





 
 
 
 




 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco.
 
Imágenes: mirarlook/cuevadelcoco).
 
 
 
 
 
N.- Para visionar las imágenes,
 
click en cada una de ellas.
 
Publicadas en máxima resolución.
 


lunes, 6 de abril de 2015

Todavía era invierno...



 
Todavía era invierno...
 
Aquella bandada
 
no se sobresaltó
 
cuando avancé por el camino...
 
Ninguno salió volando...
 
Aleteaban...,
 
pero no levantaron el vuelo...
 
Al otro lado,
 
el hortelano había removido la tierra
 
y asomaban apetitosas lombrices,
 
insectos variados...,
 
manjares deliciosos para ellos...
 
¿Qué les iba a importar yo...?
 
Pendientes de un suculento banquete,
 
se precipitarían, voraces,
 
sobre su yantar de aquella mañana...
 
 
 
 
 
 
 
(Archivo:cuevadelcoco.
 
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).
 

Imagen de un jardín...




No me gustan los jardines repulidos...
 
 
Prefiero aquellos
 
donde apenas se notan
 
las manos de su dueño...
 
 
Incluso los abandonados...
 
 
Los intencionadamente abandonados...
 
 
El sol de aquella tarde
 
tornaba transparentes
 
las tiernas hojas nuevas...
 
 
¡Aliento del jardín...!
 
 
Delicado perfume,
 
deliciosamente caótico,
 
de la vida
 
que en ti se renueva...
 
 
 
 
 
 
 
 
Dedicado a Teresa.
 
 
 
 
 
(Archivo:cuevadelcoco
 
Imagen:mirarlook/cuevadelcoco).
 
 


La Resurrección en la pintura... (3)

 
 
 
"La Resurrección".
 
Doménikos Theotokópoulos,
 
"el Greco".
 
Creta, 1541 - Toledo, 1614
 
 
 
Esta maravillosa "Resurrección" del pintor cretense,
 
se estructura, como es habitual en él,
 
en dos escenarios:
 
El terrenal,
 
donde describe
 
el asombro y la estupefacción,
 
de quienes contemplan
 
la victoria de Cristo sobre la muerte.
 
Actitudes dramáticas,
 
que despejan toda la incredulidad,
 
todo el escepticismo,
 
que generó su anuncio:
 
"Destruid este templo..."
 
Y el plano celestial,
 
que muestra la imagen del Redentor
 
en toda su gloria y majestad,
 
en su plenitud como triunfador
 
frente a la oscuridad y las sombras.
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco).
 
 
 
 

domingo, 5 de abril de 2015

La Resurrección en la pintura... (2)



 
"Resurrección".
 
Rafael Sanzio.
 
Urbino, 1483 - Roma, 1520.
 
 
Es la paleta de Rafael: Colores claros,
 
luminosos,
 
fondos de paisaje plenos de luz...
 
Personajes con atuendos de su época,
 
de los que cabe destacar
 
el brillo de las corazas...
 
La figura de Cristo,
 
se muestra en una actitud
 
de majestuosa dignidad...
 
 
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco).

La Resurrección en la pintura... (1)



 
"La Resurrección".
 
 
Raffaellino del Garbo.
 
Barberino Val d´Elsa, 1466 -
 
Florencia, 1524.
 
 
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco).

¡¡¡FELIZ PASCUA!!!

 
 
 
"Resurrección de Cristo"
 
Bartolomé Esteban Murillo.
 
 
Sevilla, 1617 - Sevilla, 1682.
 
 
Hoy, día 5 de abril,
 
podemos decir:
 
 
¡¡¡Feliz Pascua!!!
 
 
El Domingo de Reurrección
 
es el Día...,
 
con mayúsculas...
 
 
Significa el Triunfo de la Iglesia...,
 
pero también el Triunfo de Cristo
 
sobre el dolor, el sufrimiento,
 
las sombras y la muerte...
 
 
La Luz,
 
venciendo a la oscuridad...
 
 
La Luz,
 
venciendo a todos los miedos...
 
 
La Luz,
 
imponiéndose a las tinieblas del alma...
 
 
Decir hoy,
 
¡¡¡Feliz Pascua!!!,
 
es algo más que una fórmula de cortesía,
 
aun en el ámbito cristiano...
 
 
¡¡¡Feliz Pascua!!!,
 
significa compartir la Alegría,
 
desear que llegue la Luz
 
a todos los que poblamos el orbe...
 
 
Por eso, en esta jornada luminosa,
 
una vez más,
 
de todo corazón...,
 
 
¡¡¡FELIZ PASCUA!!!
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco).