miércoles, 22 de julio de 2015

Poesía...cada día...

 
 
 
En el jardín dormido se estremece
 
la herida que creyera ya cerrada.
 
Las sendas silenciosas son morada
 
de un recuerdo dorado que se mece
 
 
 
entre las suaves frondas y aparece
 
como el cortante filo de la nada.
 
Ya sangra mi doliente llaga helada
 
y desgarra la noche y no decrece.
 
 
 
Sigo el camino turbio de la vida
 
buscando una esperanza en la mañana.
 
El sol, recién nacido, no se olvida,
 
 
 
filtrándose a través de la ventana,
 
de reanimar el pulso de mi herida,
 
la grieta de una antigua porcelana.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
(Archivo: cuevadelcoco.
 
Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).

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