domingo, 28 de febrero de 2016

Del diario de el "Filósofo", amigo del Coco...






"...en realidad..., la vida de todo ser humano...,

debería estar llena de felicidad...

No de esa felicidad desbordante y abrumadora...,

que el común de la gente, confunde con la posesión...,

con el estar ahítos de bienes materiales...

Sino de la felicidad que da el sentirse bien y a gusto

con la propia labor...,

y no necesitar nada más que lo suficiente

para vivir con dignidad, y con cierto desahogo...

Este país no es feliz...

Todo va impulsado a la codicia:

Codicia de dinero...,

codicia de poder...,

codicia, codicia, codicia...

"La envidia de la virtud,

hizo a Caín criminal..."

Antonio Machado lo cantaba en sus versos...

Para concluir confesando, que el vicio...,

es lo que de verdad se envidia...

Se fomenta la competitividad,

en vez del compañerismo...

Se ponen en lo más alto, para que puedan adorarse mejor,

valores que se basan en la trepa,

aunque para ello haya que pisar la garganta del prójimo...

Y todo es un entramado de alambre de espinos,

un sangriento vallado, erizado de afiladas púas...

¿La ética...?

¿Qué es eso...?

¿La moral...?

¿Para qué sirve...?

¿El prójimo...?

¿Dónde está...?

No..., este país no es feliz...

Dicen que la felicidad de un pueblo,

se mide por el grado de satisfacción de sus habitantes...

Sólo se ve crispación, impaciencia, falta de respeto

a la línea divisoria,

que separa los derechos propios de los ajenos,

la libertad individual del conjunto de libertades...

Hechos tan simples, que hasta una tribu amazónica

comprende y pone en práctica, sin necesidad de escribirlos...

Nuestros políticos,

viven en la ilusión de ser queridos, comprendidos y respetados

por la ciudadanía...

¡Craso error!

Con el ejemplo que nos dan,

provocan animosidad y repugnancia...

En vez de habitar en mansiones y palacios,

disfrutando de magníficos despachos,

donde los pies se hunden en mullidas alfombras,

y en lanudas moquetas,

debieran ocupar las cavidades naturales

de los espacios silvestres...

La vida es corta y breve...

Por eso mismo,

habría que dotarla de dignidad,

valorándola como un regalo, como un don inapreciable...

Pero se la pisotea, denigra y destruye,

con una ligereza espantosa...

¡Sería tan sencillo vivir en armonía...!

¡Sería tan admirablemente simple,

vivir en paz y concordia...!"


(A todo esto, ha dejado de llover,

y el Filósofo, amigo del Coco,

contempla cómo el sol,

cubre de un hermoso tono anaranjado,

los muros de su sencilla, pero acogedora casa,

situada entre dos lomas,

en la apacible soledad de la llanura...)











(Archivo: cuevadelcoco.

Imagen: mirarlook/cuevadelcoco).


















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