lunes, 3 de julio de 2017

Babel..., la confusión...

 
 
 
 
 

"La torre de Babel".
Pieter Brueghel el Viejo,
también llamado "el Mayor".
Brügel, hacia 1525 - Bruselas, 1569.

Allá, en los albores de mi juventud,
contemplé esta imagen,
y me impresionó profundamente...

Me causó vértigo,
y un cierto espanto,
al considerar la altura que se había alcanzado...

Brueguel,
a quien agradaba este icono,
pintó varias versiones...

Pero ésta...,
ésta es la más terrible...

Las nubes, sugieren
la grandiosidad de la construcción...

Según el Antiguo Testamento,
Noé, su familia,
y los animales que acudieron a su llamada,
permanecieron cuarenta días y cuarenta noches,
a la deriva, sin ningún rumbo,
bajo la lluvia incesante,
zarandeados por los vientos
y sujetos a la decisión de su Señor:
"¿Los hundo, los precipito a las profundidades,
y termino así con la raza humana...?
¿Les concedo otra oportunidad...?"

Al final, un arcoíris,
apareció en el horizonte...

La señal de que la humanidad no sería aniquilada...

¡Ay, pero los hombres somos inconstantes...!

Y construyeron una torre desafiante,
con la que llegar a lo más alto...

¡Celestial indignación...!

Y todo fue una confusión de lenguas...,
porque Babel, según nos enseñaron,
significa eso, confusión...

Confusión,
que hoy persiste,
pero que ya no se basa en las lenguas,
sino en toda la parafernalia informativa...

Siempre mal utilizada,
casi siempre partidista,
y, continuamente,
predispuesta al sensacionalismo,
al bulo, a la distorsión...

¡Babel..., ayer, hoy, y siempre...!











(Archivo: cuevadelcoco).









 



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